26/6/09

Impuestos

Cuentan una cosa y también la contraria. Hacen lo contrario de lo que dicen, pero nunca dicen lo que van a hacer. Están llenando de trampas su penoso y lamentable paso por la Historia moderna de España. Se les llena la boca con palabras de la izquierda y promesas de progresismo, pero ponen la mano en cualquiera de los muchos fuegos que quieren aprovecharse de su patética debilidad. Algunos lo llaman malabarismo político. Otros, en cambio, simplemente hablan de mediocridad.

Zapatero es mediocre, muy mediocre. Aquel "bambi" reconvertido en poderoso ciervo del bosque (de la selva, llegó a decir el susodicho), que las mayorías electorales son un chute directo en vena de fortaleza y poder, no deja de ser ese tonto inútil que todo lo estropea, a quien las urnas han concedido capacidad para convertir majaderías en cuestiones de Estado.

Proclaman, entre multitudes, cuando lo que toca es hacer campaña, que es justo que más impuestos paguen quienes más dinero tienen. Pero luego suben los impuestos indirectos, que no saben de ganancias ni riquezas, sólo de consumo. Antaño, los reyes medievales cobraban diezmos y alcabalas para sufragar sus costosísimas guerras, y exprimían a las clases más humildes hasta la extenuación, pues sabido era que nobles y cortesanos apenas contribuían a las haciendas públicas. Hogaño, el Estado recauda sus impuestos directamente de las nóminas de los ciudadanos a quienes dice proteger con bienestar, pero se olvida, intencionada, repetida y continuadamente, de las grandes fortunas, las que tributan al 1% mediante Sociedades de Inversión de Capital Variable.

Piensan algunos de izquierdas que los ricos son la gente con buenos sueldos, los que cobran más que ellos. Olvidan, o ignoran, que los ricos, esa gripe mutante capaz de llevar al colapso todo un sistema económico financiero sin sufrir el más mínimo trastorno, firman en los paraísos fiscales y en los registros de la CNMV.


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A mucha, muchísima gente, hablar del 11-M produce pereza, indolencia, una pizca de hartazgo, y no poca irritación. Salvo para quienes están ...