1/3/09

Dos ejemplos de novelas de éxito surgidas en la blogosfera



APOCALIPSIS ZOMBIE


Apocalipsis Zombie, de Manuel Loureiro, es el título del diario personal que escribe un superviviente sobre una pandemia que convierte a la población humana en zombis, en muertos vivientes. Está narrado en forma de bitácora, o blog, esa conceptualización naviera de los modernos diarios personales, posiblemente a resultas de denominar navegación al hecho, bastante sencillo en sí mismo, de ojear la información que se publica en Internet (para algunos, la democratización de la información, la cultura, y el arte; en realidad, se trata de accesibilidad).

Esta historia de zombis tiene su punto de curiosidad y resulta intrigante en buena parte de su extensión. Un hecho bastante curioso es que el invento fue originando multitud de historias paralelas ("spin-off", que llaman ahora) inventadas por sus lectores. Muy estimable.

(Nota: Uno tiene la sensación de que existe una corriente tolkieniana muy extendida entre el público consumidor de fantasía y ficción, como si una obra fuese menos completa si no recrease, hasta el detalle, todas las posibles ramificaciones existentes en una determinada narración. Pretensión bastante simple, realmente, que se aleja mucho del espíritu cautivador de Proust, por citar un ejemplo algo más entretenido).

Volviendo a la historia que aquí se analiza sucintamente, diremos que adolece de ciertas cualidades que, a buen seguro, importan poco a sus seguidores más fieles.

El primero, que todo el interés del relato se orienta hacia las aventuras de su protagonista, narradas por él mismo una vez que éstas han transcurrido. En ocasiones el autor incorpora elipsis temporales que pretenden mantener una irreal sensación de intriga y tensión por la suerte del principal personaje. Pero es una falacia. El diario nunca es proseguido por algún otro héroe, el abogado revienta-zombis jamás verá la muerte porque el autor le tiene mucho cariño y simplemente trata de describirse a sí mismo en una película de muertos vivientes hecha a su entero capricho. Poco a poco, conforme se va enredando la trama, el héroe se convierte poco menos que en un ser invencible. Invencible, e iluso: no importa con cuántos muertos se enfrente, todos le producen siempre las mismas náuseas, ascos, repugnancias y demás caracterizaciones repetitivas de la historia.

El segundo defecto se encuentra tanto en los tópicos recurrentes de que hace uso el autor, como en la simplicidad y linealidad de los caracteres principales. El héroe es arriesgado y valiente, si bien nos lo presentan como un tipo humilde cualquiera que tiene la suerte de sobrevivir gracias a su audacia y a una serie de ayudas que se va encontrando por el camino. Hay una chica, de esas chicas soñadas por cualquiera en una noche gozosa de fervor onírico, que le sigue. Hay una monja. Un perro. Un adlátere ucraniano (creo recordar), y un buen montón de zombis que nos producen repugnancia y que, por tanto, estamos deseando saber que les cortan la cabeza, pues desmembrados ya lo están.

Es decir, que la historia es clásica e introduce pocas innovaciones. Nadie pretenda encontrar en la narración un argumento complejo, o sutileza en las argumentaciones. Su bondad literaria no se basa en la eliminación de soportes de memoria, como tampoco en su mera y profusa utilización. Proporciona el placer efímero de la lectura, porque la memoria no puede recuperar nada del texto más tarde, apenas si un eco vago del placer lector primero.

Esta historia ha tenido su éxito, y conviene congratularse de ello. Del tirón cibernético se va a producir un retorno al pasado, pues el autor editará en Dolmen una novela de las de siempre, en papel impreso, lo cual no deja de ser una suerte de incoherencia. Pero bueno, imagino que, por muy evolucionada que esté la red, aún no nos hemos desprendido los mortales de los significativos roles convencionales que hasta ahora venían existiendo: libros, películas, series de TV, etc.

Cabe desearle al autor toda la suerte con su libro. Pero yo prefiero, muy sinceramente, "Shaun of the Dead (Zombis Party)"


FUCKOWSKI, MEMORIAS DE UN INGENIERO

La primera edición de Fuckowski, memorias de un ingeniero se puso a la venta en la librería on line de la Fundación Cabana. La segunda edición, en cambio, puede adquirirse en cualquier librería de España. Su autor, Alfredo de Hoces García-Galán, es un malagueño afincado en Dublín, ingeniero informático, músico aficionado y escritor. Escritor novel, como dice la reseña. En abril de 2005 ganó el IV Concurso de Novela YoEscribo/Fundación Cabana con esta novela, de la que se dice que es autobiográfica y escrita en clave de humor, donde se narra las desventuras de un alma bohemia en la cárcel de la imbecilidad corporativa.

Varé en la blogosfera o weblog de Alfredo de Hoces de una manera casual, como casi todas las cosas que suceden en esta vida. Leí una entrada sentimentaloide y cursi acerca de su perro, de tal modo que a punto estuve de marchar con mis trastos a otra parte. Sin embargo, el resto de sus escritos, me gustaron bastante. Llama a las cosas por su nombre, argumenta bastante bien algunas verdades de perogrullo, y tiene su punto de denuncia, si bien no puede inferirse que haya denuncia social, sino más bien denuncia -cómo decirlo- consultora.

El autor escribe con solvencia. Tanto en su blog como en la obra cuya atención nos ocupa. No deja de parecerme curioso el título de la novela. Ya en alguna que otra entrevista al malagueño, se quiere hacer ver la influencia de Bukowski en su narrativa, cosa que imagino era lo pretendido por el autor. Y este punto es el que realmente me espanta. No he visto ni un solo indicio en toda la novela que me haga pensar en una modalidad de realismo sucio a la española, y por supuesto nada de la riqueza narrativa del autor parangonado. En realidad, lo que se desprende de esta novela es, justamente, un realismo sesgado y oportunista, aderezado con toda suerte de latiguillos y puntos comunes.

La novela es una colección de capítulos o relatos, independientes en su mayoría, que responden a la idea: "ingeniero bohemio y librepensador se ve inmiscuido en un proyecto, o proceso, o eventualidad, o situación, de la que se deriva la extraordinaria incompetencia de todos, menos la suya". De hecho, apenas hay nada en toda la obra que se aparte de esta premisa o tesis.

Al principio, la novela gusta de leer, es divertida e ingeniosa, pero al cabo de veinte páginas todas las situaciones corresponden a un cíclico e interminable
dejá vu. Confieso que, estando a punto de acabar de leer lo que viene publicado en internet, mis sensaciones eran de piedad absoluta hacia los Pijoski, Minglanillas o Ivones, y desprecio sin paliativos hacia el tal Fuckowski, quien no deja de representar a un egocéntrico narcisista que se gusta mucho y tamiza los actos de todos a través de su pretendida competencia: nadie sabe nunca alguna cosa mejor que él, nunca se encuentra con alguien que le critique o le indique aquellos aspectos de su conocimiento susceptibles de mejora. Fuckowski está endiosado. Dice ser un bohemio, pero en realidad lo que le mueve no tiene nada de belleza: sólo desea defenestrar a los corporativistas (a quienes odia y desprecia por considerarles inferiores) para ser él quien otorgue luz al enjambre en el que desempeña sus tareas. El análisis personal que hace del personaje de su propia novia, por ejemplo, no dista mucho de los que se desprenden de ese corporativismo en el que dice sentirse preso.

El estilo es, básicamente, una mezcolanza extraña entre beat y kronenismo, por decir algo que permita el debate, pero entregado única y exclusivamente a la tarea de zarandear al lector desde un punto de vista ideológico, para que éste defenestre el librepensamiento y se entregue al mesianismo de Fuckowski: éste es un mundo de ratas y llevar una existencia digna es asaz difícil cuando se es un genio. Hay lectores (y críticos) que dicen haberse divertido mucho con lo que dice y hace este personaje. Pero bueno, también familias enteras se divirtieron muchos años con las desgraciadas caídas de bebés, filmadas por sus propios padres.

Tiene mucho mérito la novela, que quede claro, no obstante ha ganado uno de esos premios cuya existencia desconocía, lo cual no es vituperable en el autor sino en mí. Y aunque comulgue con algunos (bastantes) de los principios que exhibe el autor, no por ello me deja de parecer un cierto ejercicio endogámico. Personalmente, prefiero otro estilo y otro... talante.

Seguramente Alfredo de Hoces escribirá cosas mucho más importantes e interesantes en el futuro. A diferencia de la obra de los zombis, a éste sí que le tengo añadido en los marcadores del Firefox.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los conspiradores del 11M

A mucha, muchísima gente, hablar del 11-M produce pereza, indolencia, una pizca de hartazgo, y no poca irritación. Salvo para quienes están ...