Usted actualiza las historias de Twitter para mantenerse al tanto de la crisis política del momento. Luego, revisa Facebook para leer noticias que no son otra cosa que anzuelos para atraerlo a una determinada corriente de opinión. Posteriormente acude a YouTube a ver un vídeo que no es otra cosa que un collage de imágenes impactantes sobre los temas que le preocupan. Por último, durante la cena, o tal vez ya en la cama, se queja de todo aquello que vio y no le gustó.
Esta "pasión por la política", porque no se trata de otra cosa, es algo a lo que la mitad de nuestros representantes políticos dedican como mínimo dos o tres horas al día. Y no solo se creen informados por ello, también piensan que están ejerciendo activamente su responsabilidad con quienes los eligieron. Pero solo son noticias impresas (cada vez más breves), podcasts, redes sociales y elogios, críticas y quejas compartidas con amigos, familia y los muchos conocidos y desconocidos con quienes comparten un punto de vista parecido.
Digo yo que trabajar en política es otra cosa.
