28/11/21

Odón Elorza y los franquistas

Aunque se trata de otra historia, siendo yo Director General del Kutxaespacio de la Ciencia no me estaba permitido presentarme ante el alcalde de Donostia, que por entonces era el socialista Odón Elorza. Kutxa era una filial del PNV en forma de caja de ahorros, aún lo es. Me lo dijeron de manera muy clara (en realidad me lo dijo un mando de tercera fila, más bueno que el pan y sincero hasta la entraña): "No les vamos a dar (a los socialistas) esa ventaja". A quien sí me presentaron fue al lehendekari Ibarretxe, que era quien entonces gobernaba en el País Vasco. Me resultó simpático. Le estreché la mano y le dije lo mismo que Luís Sánchez Polack "Tip" le espetó a don Juan Carlos I: "A usted lo conozco de la tele".  El lehendakari rio y se disculpó porque "es cierto que aparecía demasiado en la televisión". 

Aquellos días la prensa malgastaba titulares en un etarra que se hallaba ingresado en el hospital de Donostia porque estaba empeñado en hacer huelga de hambre (en puridad, es una huelga de ingestión) en protesta de ser mantenido en prisión, y en que su novia lo visitaba y que los abertzales pedían su libertad condicional en atención a su estado de salud y a que la ETA había decretado para sí misma una tregua y no podía matar, ni siquiera a los suyos. El etarra se llamaba Iñaki de Juana Chaos, responsable del Comando Madrid, y estaba condenado a más de 3.000 años de prisión por el asesinato de veinticinco personas, de los que cumplió finalmente dieciocho. Este individuo huyó de España en 2008, tras haber cumplido la pena no impuesta sino la recalculada, y ahora vive en Venezuela donde espero que viva una vida miserable y muera de asco. 

En aquellos meses de 2006 algunos se manifestaban enfrente del ayuntamiento pese a las inclemencias del tiempo contra el trato de favor hacia este miserable asesino. Ni qué decir tiene que a la congregación acudían muy pocas personas (yo incluido) y, a quienes se movilizaban, los donostiarras trataban de no mirar con los ojos siquiera. Huelga decir que la mayoría de los guipuzcoanos eran contrarios a la ETA y, acaso por hartazgo, pues si no se puede con el lobo hay que acabar con el pastor, también a la Guardia Civil. Su consigna para estar tranquilos era oír, ver y callar, y hacer como que la cosa es insufrible y que no es todo tan fácil como señalar a unos como asesinos y a los otros como víctimas. Poco más o menos lo que está sucediendo en este año de 2021. Por eso cuando, en la Parte Vieja, a Gregorio Ordóñez la ETA descerrajó un tiro en la nuca y María San Gil trató de perseguir al terrorista, nadie supo decir por dónde había huido el infecto. Los guipuzcoanos son los españoles más cobardes que ha habido en democracia, aunque no son los únicos cobardes. 

Odón Elorza supo interpretar muy bien aquel disparo que acabó con la vida de quien iba a ser el próximo alcalde de Donosti en 1995. Por eso jamás alzó la voz contra la ETA durante su mandato. Recientemente, en defensa de los pactos del pestilente Sánchez con los herederos de la ETA, ha llamado franquistas a los diputados de la Oposición al Gobierno, exactamente la causa que enarbolaba la ETA militar para matar, aunque mató al 94% de sus asesinados ya en democracia. 

Me alegro muchísimo de no haber tenido que darle la mano al idiota de Odón Elorza. No hay suficiente gel alcohólico en el mundo para desinfectarla de haberlo hecho.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los conspiradores del 11M

A mucha, muchísima gente, hablar del 11-M produce pereza, indolencia, una pizca de hartazgo, y no poca irritación. Salvo para quienes están ...