23/11/21

Teocracias

Génova, en un alarde de estrategia, limitada a los barruntos de la inteligencia teodorica porque nadie más sabe para qué enfangarse en semejante batalla, ha decidido pasar de las escaramuzas al enfrentamiento directo contra sus líderes regionales, especialmente aquellos que han cosechado un mayor éxito. A la batalla madrileña contra una ayuso se le une la guerra andaluza contra un moreno. Ambos dirigentes han logrado en las urnas lo que el palentino no ha conseguido de momento (y a este paso, difícil va a ser que lo consiga). Y por si resultase magro el cocido, la estrategia teodorica envió a sus huestes (bastante mindundis, conocidos solo en su casa a la hora de comer) a insultar a una cayetana que ha escrito un libro asaz crítico después de ufanarse de que nadie lo iba a leer. QUienes no lo leyeron fueron los mindundis que salieron en tromba a proferir insultos contra su autora.

El teodoro perdió Murcia, la capital, y también ha perdido Granada, como el rey moro: acaso por ello vive emperrado en impedir que quienes no pierden puedan proseguir su camino de éxito. Y como en la guerra vale todo, a diferencia de lo que sucede en el amor, donde no vale nada (desdigo con ello la creencia popular), el teodoro ha decidido que su misión en la vida y en el partido es destrozar las aspiraciones de su presidente. Es decir, hacer todo lo posible por impedirle ganar las próximas elecciones al psicópata narcisista que ronca en la Moncloa. Por todo lo posible nos referimos, entre otras lindezas, ungir de presidenta provincial a alguien que no es el Presidente de la Junta y filtrar una grabación ilegal del ciudadano que le presta votos en su tierra, por lo que se demuestra que el teodoro es mejor delincuente que estratega.

El partido gaviotero, lejos de Madrid y Andalucía, donde el teodoro no cuenta, lleva una trayectoria imparable de gran partido, como proclama su líder palentino: tal vez por eso en Cataluña pasó de 4 a 3 escaños y su más feroz antagonista de 0 a 11. Es lo que sucede cuando uno se convierte en visionario en Cataluña, donde no hace tanto dijo cosas como que no desea imponer la bandera nacional a nadie, que quiere recuperar la senyera frente a la estelada o que necesita pedir perdón por la actuación policial del 1-O. Es la misma región donde una cayetana convirtió a las gaviotas en el primero de los tres partidos nacionales del ala liberal y donde su impronta lo llevó al último lugar. Qué carrerón.


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