30/3/22

Putin como síntoma

La TV rusa no muestra la devastación producida en las ciudades ucranianas ni los cadáveres de los niños a consecuencia de los bombardeos. Quienes, valientemente, protestan en las calles de las ciudades rusas contra la guerra, acaban golpeados y arrestados. La mayoría de la gente permanece en silencio: por tal motivo no hay protestas masivas, ni huelgas convocadas. Muchos ciudadanos apoyan la guerra contra Ucrania colocando una Z en las ventanas de sus casas y en sus coches.

La TV rusa repite una entrevista con el actor Sergei Bodrov (una figura de culto en Rusia), donde dice "Durante una guerra no se puede hablar mal de los tuyos. Incluso si están equivocados. Incluso si tu país se equivoca durante la guerra, no deberías hablar mal de ello". Y eso es lo que hace la gente, apoyar a "los suyos" incluso si están disparando contra niños ucranianos.

El mundo moderno está basado en la transición de la supremacía de la conciencia colectiva a la prioridad del individuo. Las personas se han identificado con la tribu durante miles de años y dependían completamente del líder de la manada: el rey, el khan el zar... Sólo en los últimos siglos comenzó a surgir un orden social completamente diferente, en el que el individuo es libre. 

En Rusia, solo un pequeño número de ciudadanos está preparado para una vida en democracia, porque la abrumadora mayoría todavía se inclina ante el poder y acepta que sus vidas estén dirigidas de esta forma patrimonial. Cuando a lo largo de muchas generaciones, quienes piensan por sí mismos son aniquilados, las únicas cualidades que prevalecerán serán el silencio y la satisfacción ante cualquier manifestación de la autoridad. Hoy mismo, en Rusia quienes no permanecen en silencio van a la cárcel o emigran antes de que sea demasiado tarde.

Los dos intentos de introducir el orden democrático en Rusia se dieron en 1917, que duró unos pocos meses, y en la década de 1990, que perduró unos años con gran dificultad. Cada vez que Rusia intenta construir una sociedad democrática estableciendo elecciones, un parlamento y una república, acaba convirtiéndose en un imperio totalitario. La Alemania de Hitler encontró su camino fuera del círculo vicioso de la dictadura. Los alemanes aprendieron a lidiar con el pasado y aceptar su culpa, por ello fueron capaces de construir una sociedad orientada democráticamente. El renacimiento de su nación se basó en una derrota militar total y aplastante. Es posible que Rusia también necesite una hora cero similar. Un nuevo comienzo democrático en Rusia es imposible sin pagar un precio y reconocer la culpa.

No hubo nunca una desestalinización de Rusia ni tampoco un Nuremberg para el Partido Comunista. Parece claro que el actual destino de Rusia depende de su futura desputinización. Igual que a la "ignorante" población alemana se le mostraron los campos de concentración en 1945, a los "ignorantes" rusos se les debe mostrar las ciudades ucranianas destruidas y los cadáveres de los niños. Ni la OTAN ni los ucranianos pueden desputinizar a Rusia. Son los propios rusos quienes deben limpiar el país por sí mismos. Tras la guerra, el mundo ayudará a Ucrania a reconstruirse y Rusia quedará en ruina económica. Otros pueblos y regiones seguirán a los ucranianos y chechenos hacia la total independencia. El pueblo ruso ha de saber estar a la altura. Acaso Putin sea no el problema, sino el síntoma.



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